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Día del niño, del juego nace la vocación
Lo que su hijo elige al jugar podría decir mucho más de lo que usted cree.Foto: Miguel Canales

Jugando a ser grandes, los niños muestran quiénes podrían ser mañana

Cuando un niño juega a ser maestro, bombero o chef una y otra vez, hay algo emocional y vocacional que ya está tomando forma.

A los 12 años, Steven Spielberg agarró la cámara familiar, dirigió a sus hermanas como actrices y filmó su primer cortometraje. ¿Jugaba? Claro. Pero también, sin saberlo, estaba delineando su destino. Como él, miles de niños descubren, sin saberlo, su vocación mientras se sumergen en mundos inventados donde son chefs, científicos, astronautas o veterinarios de sus peluches.

En esos ratos aparentemente caóticos, donde vuelan juguetes, se mezclan disfraces y los diálogos surgen con voces suaves y creativas, ocurre algo muy serio: los niños desarrollan habilidades y prueban roles. Es un universo donde manda la imaginación, pero cuyos efectos trascienden el juego y se trasladan a la vida real.

Un estudio reciente de Multitrabajos reveló que el 43 % de los adultos ecuatorianos están trabajando en el empleo con el que soñaban de niños. Y aunque parezca difícil de creer, hay ciencia detrás: Jean Piaget, uno de los padres de la psicología infantil, sostenía que el juego es clave en el desarrollo cognitivo. A través del juego, los niños exploran el mundo, ensayan soluciones, procesan emociones y consolidan aprendizajes. Lo lúdico, para Piaget, no es un pasatiempo: es una señal del nivel de pensamiento alcanzado.

Entonces, ¿y si en lugar de mirar ese juego de los hijos con apuro (“¡ordena todo ya!”), lo miramos con respeto y atención? Psicólogas y orientadoras familiares coinciden: el juego simbólico es mucho más que entretenimiento. SEMANA dialogó con especialistas que ayudan a entender por qué ese mundo inventado por los pequeños del hogar dice tanto sobre quiénes son… y quiénes podrían llegar a ser.

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El juego: una pista sobre su futuro

Para Camila Pozo, psicóloga infantil y psicorehabilitadora especializada en la Universidad Central del Ecuador y la Universidad Nacional Autónoma de México, el juego simbólico -aquel en el que los niños representan roles o situaciones imaginarias- es una herramienta clave: “Cuando vemos que el juego se repite con una misma escena o personaje, es un indicador: algo está queriendo procesar el niño desde lo emocional”.

La intervención de adultos es clave, tanto en casa como en el aula. Melissa Méndez, maestrante en intervención psicológica de niños y adolescentes en la Universidad de La Rioja, recalca que “padres, docentes y profesionales forman una especie de triángulo fundamental para detectar patrones, fomentar habilidades y ayudar a gestionar emociones complejas que también emergen en el juego”.

Las especialistas coinciden en que no hace falta comprar juguetes costosos o complejos para estimular esa habilidad detectada en los niños. “Los legos, por ejemplo, ayudan a desarrollar la visión espacial, la lógica y la atención. Pero también el juego con títeres o muñecos fomenta el lenguaje y la expresión emocional, e incluso los disfraces”, enumera Méndez y señala que la figura del adulto no es secundaria. “No se trata de comprarle el disfraz del doctor y dejarlo solo. Hay que involucrarse. Los padres son el intermediario entre el niño y el mundo”.

También es clave el acompañamiento en momentos de frustración. “Muchos niños se enojan o abandonan la actividad cuando no pueden hacer algo”, dice Pozo. “Hay que evitar decir el `no puedes' o `eso no es para ti'. Esas frases pueden cortar procesos valiosos. En cambio, es mejor ofrecer palabras de apoyo, y darles recursos para que sigan explorando. Porque el objetivo del juego no es el resultado, es el proceso: lo que el niño ensaya, descubre y siente mientras juega”.

Día del niño, del juego nace la vocación
Disfrazarse no es solo un juego, es una forma de descubrir quiénes quieren ser.Fotos: Miguel Canales

Jugar libre: sin estereotipos

Los niños no sólo juegan: también ensayan futuros posibles. Pero ese ensayo puede verse afectado cuando el entorno adulto impone sus propias expectativas o limita los intereses con frases como “eso no es para niñas” o “eso no es de varones”.

Cecilia Chávez, orientadora familiar e individual especializada en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, es enfática: “El juego no tiene género. Si a una niña le gusta jugar a ser astronauta o manejar autos, no hay que frenar ese impulso. Lo mismo si un varón quiere jugar a la cocina”.

Incluso sin querer, los adultos tienden a proyectar sus propios sueños en los hijos. “Si la mamá no pudo ser doctora, le compra a su hija un kit de juguetes de primeros auxilios… aunque a ella no le guste”, ejemplifica. Por eso, sugiere un trabajo consciente para separar el deseo del adulto del genuino interés infantil.

Cuando hay tradiciones familiares fuertes -como una saga de médicos, ingenieros o un negocio familiar- el conflicto puede intensificarse. “No se trata de obligar, sino de observar sin juzgar sobre todo si el talento del niño va por otro lado. Y no por eso vale menos”, remarca la especialista. Incluso, advierte que reprimir ese interés puede afectar la autoestima del niño y provocar una sensación de pérdida.

La solución no siempre pasa por una terapia formal. Muchas veces, una conversación atenta, y la validación del juego libre alcanzan. “La familia cumple un rol vital: es una forma de decirle al niño `estoy presente, me importa lo que sientes o te gusta'”, concluye Chávez.

Porque en la infancia no solo se construyen habilidades, también se forja la seguridad emocional que el niño llevará consigo a la adultez.

Día del niño, del juego nace la vocación
Detectar vocaciones tempranas no es presionar: es observar con atención, validar y ofrecer libertad para crear sin prejuicios.Foto: Miguel Canales

Guía para padres

  • Romper con los estereotipos: Evite los clásicos “esto es de nena” o “esto es de varón”. El juego es libre y creativo.

  • Validar sus intereses: Aunque no coincidan con los suyos, apoye la curiosidad de su hijo. Jugar a ser chef, astronauta o veterinaria tiene el mismo valor.
  • Participar activamente: Juegue con su hijo. No hace falta mucho tiempo, pero sí presencia real. Y en lugar de corregir o dirigir el juego, haga preguntas abiertas: “¿Qué está haciendo este doctor?”, “¿Cómo se llama tu personaje?”. Eso estimula la creatividad y la narrativa.
  • Si el juego se vuelve frustrante, ayúdelo a gestionar esa emoción. Técnicas de respiración, pausas y palabras pueden marcar la diferencia.

Créditos: Fotos: Miguel Canales. Producción y estilismo: Gianella Muñoz. Modelos: Antonella, Alejandro, Nicolás y Emma de la agencia de Denise Klein (IG @klassemodelmanagement) Vestuario: Pelucas y Postizos (IG @pelucasypostizosec) y Etafashion (IG @etafashion_ec) Locación: La Ludoteca ([email protected]) Peinados: Ana Gaby Rodriguez.

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